El liderazgo no solo crece, se transforma

2 de octubre de 2025 por
El liderazgo no solo crece, se transforma
Paulina Horta
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El liderazgo no solo crece, se transforma

Paulina Horta
Transformo culturas para que la diversidad sea una ventaja competitiva | Estratega DE&I | Liderazgo Inclusivo | Mujeres en Liderazgo y equidad real en acción.  

Cuando era niña, pensaba que ser líder era como subir escalones, avanzar, escalar, crecer, llegar más alto. Lógicamente, con los años aprendí que el liderazgo era mucho más que eso y que no solo se crece, sino sobre todo se transforma. Y esa transformación es la que marca la diferencia entre ser un buen líder y un líder que deja huella.

A lo largo del tiempo, he visto cómo muchas organizaciones se quedan estancadas en el paradigma del “liderazgo como rol” o “liderazgo como título”.  Cuando en realidad, el liderazgo auténtico es un proceso profundo que no solo involucra la acumulación de habilidades o experiencia, sino que se rehace, se adapta, se reinventa frente a nuevos contextos humanos, culturales y de negocio.

Bajo mi experiencia, crecer como líder significa asumir responsabilidades más grandes, conducir equipos más amplios, tomar decisiones con mayor impacto. Pero transformarse como líder implica algo más íntimo, cuestionar quién eres, qué creencias sostienes, qué valores guían tu camino.

Para mí, una transformación efectiva exige:

  • Vulnerabilidad para reconocer tus limitaciones.
  • Curiosidad para aprender de lo inesperado.
  • Coraje para soltar certezas y prejuicios antiguos.

porque transformar el liderazgo no es solo adquirir nuevas competencias, sino permitir que tu interior se alinee con el propósito o el impacto que buscas generar.

El otro día justamente un cliente me preguntó qué consideraba yo como un “líder transformado”. Y le respondí que un líder transformado es aquel que sabe observar y tomar en cuenta diferentes matices como:

  • Cambios generacionales que traen nuevas expectativas.
  • Equipos diversos con formas distintas de pensar y comunicar.
  • Tensiones sociales que demandan sensibilidad y propósito.

Y, por supuesto, resalté que cuando un líder se transforma, no solo impulsa el crecimiento de otros, sino que despierta en ellos el valor de transformarse también.

Algunas prácticas que he observado en líderes auténticamente transformadores son:

1.       Compartir las lecciones del propio viaje: admitir errores, aprendizajes, dudas.

2.       Invitar al diálogo profundo: no solo pedir ideas, sino generar espacios donde se cuestiona el status quo.

3.       Celebrar la diversidad con coraje: reconocer voces distintas, ceder poder, promover puentes entre lo diverso.

4.       Renovar constantemente la visión: porque el futuro siempre pide revisiones.

Lo interesante es que estas prácticas no solo enriquecen la forma de liderar, sino que van dejando huellas visibles en las organizaciones: culturas más abiertas, equipos más comprometidos y una confianza más sólida entre líderes y colaboradores.

Y es ahí donde está la diferencia. Un líder que solo “crece”, deja un rastro de logros personales o resultados puntuales, pero cuando un líder se “transforma”, deja un legado vivo, que se traduce en organizaciones que reinventan su cultura, relaciones de confianza más profundas, equipos que se sienten activamente dueños del futuro.

Para mí, el desafío más grande que tenemos como líderes, no es escalar más alto, sino transformarnos tanto que los otros se atrevan a transformarse con nosotros.


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